El Secretario de Salud Sergio Alfredo Humacata, falleció en la noche del lunes luego de permanecer más de 15 días internado a causa de las complicaciones del COVID-19. El Ministro de Salud Pública, Dr. Juan José Esteban, expresó días atrás que la salud del funcionario había empeorado, por lo que permanecía internado con asistencia respiratoria mecánica y tratado con diálisis por serias complicaciones renales.


La noticia fue confirmada por su hermano, el reconocido presentador folclórico Oscar Humacata, y confirmada oficialmente por las autoridades de la Provincia. Así como el ministro Esteban, otros funcionarios del gabinete provincial, los municipales  y dirigentes políticos elevaron sus mensajes de acompañamiento a la familia y destacaron la laboral del funcionario provincial, ex delegado de la Superintendencia de Salud. 


El 9 de septiembre pasado, Humacata había asumido como secretario de Salud de la Provincia para acompañar la gestión del ministro Juan José Esteban. Luego de su asunción como Secretario de Salud, el reconocido profesional médico pudo participar de una sola actividad oficial que consistió en una visita a los hospitales y centros de salud del norte donde justamente se infectó de covid-19.


Humacata tenía especializaciones en medicina pública. Fue uno de los impulsores para que Salta se integre al Centro Unico de Coordinación, Ablación e Implante (Cucai) en 1988 y ocupó la dirección del hospital Del Milagro en 1995. Además fue director de Zona Centro y jefe de Auditoría en el Seguro Provincial de Salud. Se desempeñaba como vicepresidente de Cepridiasa, la Asociación de Centros Privados de Diálisis de Salta y, hasta antes de ser nombrado secretario de Salud, estaba al frente de la Superintendencia del área, cargo al que renunció para ocupar la nueva función pública en la Provincia.


Su desempeño político también lo posiciona como una persona de fuerte vocación. Fue presidente de la Agrupación de Médicos Peronistas y siempre rescató la trascendencia del plan provincial de salud Ramón Carrillo como una herramienta legítima para el acceso igualitario, más allá de las cuestiones sociales y económicas, con una mirada integral para la vida de la gente.


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