En una nueva jornada de juicio por el esclarecimiento de la muerte de Jimena Salas, declararon tres testigos. 

Uno de los testigos fue un perito de parte de los imputados, se trata de una genetista que intervino en las pruebas de cotejo de ADN entre las muestras tomadas a los imputados (hisopados bucales) y los perfiles obtenidos en el lugar del hecho, en 2017, que ya estaban procesados y tipificados.

La perito confirmó que, según los resultados de la primera conclusión, el perfil de Javier Saavedra arrojó compatibilidad con las muestras obtenidas en la escena del hecho, identificadas como “Hombre 1”. Agregó que, en el caso de los otros dos hermanos, el resultado de compatibilidad dio negativo.



La mujer renunció tiempo después, y al ser consultada por las razones, aseguró que “no podía seguir colaborando con quienes la estaban desprestigiando y acusándola de no haber hecho bien su trabajo». Afirmó que se sintió amenazada e intimidada y prefirió renunciar”.

“Una prueba de ADN no considera situaciones particulares; es una prueba científica objetiva. No responde a intereses ni a objetivos particulares de nadie” agregó.

La genetista afirmó que aún siente temor por lo que vivió, por lo que solicitó medidas de protección para ella y para su familia. 

El tribunal hizo lugar al pedido y prohibió a los imputados y a sus familiares acercarse a menos de 300 metros de la profesional y de su grupo familiar. También se les ordenó abstenerse de contactarse con ella y con su familia por cualquier medio.

Los jueces dispusieron que se le asigne consigna policial fija en su casa y en su domicilio laboral, hasta nuevo aviso. 







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