A fines de 1985 y el cine Alberdi, el Opera, el América y el Victoria vivían llenos de adolescentes, parejas y familias enteras. Las marquesinas anunciaban una película con un auto que viajaba en el tiempo y un joven con zapatillas Nike y chaleco inflable. Volver al Futuro había llegado a Salta, y nadie quería perdérsela.

La película, que en julio de ese año ya había arrasado en Estados Unidos, se convirtió en un fenómeno local apenas se estrenó. Los espectadores salían del cine con la sensación de haber visto algo completamente nuevo, impregnado de ciencia ficción, humor, emoción y una banda sonora que todavía hoy se tararea.

A 40 años de aquel estreno, el entusiasmo no se apagó. Cada 21 de octubre -la fecha en la que Marty McFly y Doc Brown aterrizan en el futuro, en 2015-, el mundo recuerda la saga dirigida por Robert Zemeckis como uno de los íconos más entrañables de la cultura pop.

Un futuro que no fue tan futuro

En la ficción, el DeLorean aterriza en un 2015 plagado de autos voladores, patinetas que flotan, ropa que se seca sola y cines con hologramas 3D. Hoy, a una década de haber superado esa fecha, sabemos que la imaginación de los ochenta fue más rápida que la realidad.

Lo curioso es que, más allá de los inventos imposibles, Volver al Futuro soñó con un mundo mejor. En el “futuro” de la película, la justicia era veloz, la energía se generaba con basura, las enfermedades parecían controladas y los drones servían para tareas domésticas.

Nada de eso terminó de cumplirse. En cambio, seguimos con una justicia lenta, un planeta que depende de combustibles fósiles y un sistema de salud que no alcanza para todos. Pero la película nos dejó algo más que predicciones, una mirada optimista, divertida y esperanzadora sobre lo que podríamos llegar a ser.

Lo que sí se cumplió

Algunas ideas de Robert Zemeckis y su equipo sí se hicieron realidad. Las videollamadas de Marty con su jefe anticiparon el home office, los hologramas se convirtieron en conciertos de Michael Jackson, y los drones ya forman parte de la vida cotidiana.

Y aunque el DeLorean no surque los cielos, los autos eléctricos de hoy se acercan un poco al sueño del “Mr. Fusion” que funcionaba con basura.

Cientos de miles de fanáticos en el mundo -y muchos en Salta– siguen celebrando el Back to the Future Day. En cada proyección vuelve la misma sensación, la de un cine que hizo viajar en el tiempo a generaciones enteras.

Volver al Futuro no solo fue una película. Fue una promesa de aventura, de amistad y de segundas oportunidades. Tal vez el futuro nunca llegó como lo imaginamos, pero si algo nos enseñó Marty McFly es que aún tenemos tiempo para cambiarlo. Bienvenidos (otra vez) al futuro.



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