Argentina experimentó un pico histórico en el consumo de energía eléctrica el 11 de febrero de 2025, alcanzando los 30,240 megavatios (MW). Esta cifra supera ampliamente el anterior récord de 29,653 MW registrado el 1 de febrero del mismo año, reflejando el impacto de una ola de calor excepcionalmente intensa que azotó al país. La alta demanda puso a prueba la capacidad del sistema eléctrico nacional, generando tensiones en la red.

Las temperaturas promedio en Argentina superaron los 36 grados Celsius durante la ola de calor, con picos aún más elevados en varias regiones. Estas temperaturas extremas llevaron a un aumento significativo en el uso de aire acondicionado y otros electrodomésticos que consumen energía, generando una presión sin precedentes sobre el sistema eléctrico. La demanda superó con creces la capacidad de generación en ciertas zonas.

La alta demanda energética provocó cortes de luz generalizados en diversas zonas del país, afectando a cientos de miles de hogares y negocios. Se estima que alrededor de 200,000 usuarios se vieron afectados por la falta de suministro eléctrico. Las interrupciones en el servicio eléctrico causaron importantes trastornos, afectando el transporte público, las comunicaciones y la actividad diaria.

Las condiciones climáticas adversas, incluyendo fuertes vientos, agravaron la situación. La caída de árboles y postes de luz, causada por los fuertes vientos, dañó la infraestructura eléctrica y provocó más cortes de suministro. Las reparaciones de la infraestructura dañada requirieron un esfuerzo considerable por parte de las compañías eléctricas.

El gobierno argentino implementó medidas de emergencia para gestionar la crisis energética, incluyendo el llamado a la población a reducir el consumo de energía durante las horas pico. Se intensificaron las acciones de mantenimiento y reparación de la infraestructura eléctrica dañada. Se estudia la necesidad de inversiones a largo plazo para mejorar la resiliencia del sistema eléctrico ante eventos climáticos extremos.

: Este evento destaca la vulnerabilidad del sistema eléctrico qnte las olas de calor, poniendo de manifiesto la necesidad de planificar e invertir en infraestructura capaz de soportar las crecientes demandas energéticas. El cambio climático, con sus eventos meteorológicos más extremos, exige una adaptación urgente del sistema energético.

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